Pensaba escribir sobre estas Semana Santa, tan llena de emotividad, tan llena de tradiciones, tan llena de torrijas, velas, de ¿vacaciones?
Siiiii, también vacaciones. Eso me llenó de alegría, y la verdades que hacía años que no “disfrutaba” de unas ... lo que se dice VACACIONES.
Así que con tooooda nuestra ilusión, cual colegialas ante la excursión anual, fuimos preparando cada uno de los detalles para que nuestros días de asueto fuesen casi, casi, perfectos.
Tienda, sacos, aislantes, colchonetas, inflador, mesa, sillas, lámpara, hornillo... todos los repuestos necesarios... pilas, gas...., ropa, Luzía, el coche, gasolina, gorras.... y ¡el GPS!.
(esta vez no me dejó llevar a mi güendi, pero ¿dónde va a comparar la voz de mi gp”esa”?.
En fin, que una vez todas aposentadas en nuestros respectivos lugares (Luzía dando por c..., nos pusimos en marcha a... ¡la serranía de Cuenca! (ya sabemos que el tiempo amenazaba con frío, pero ¿acaso no se equivocan siempre?). Y caminito del camping elegido nos entró gusa, ale, a buscar dónde remediar tan desesperante sensación (vale, no es para desesperar si comparamos con.. pero...) a lo que iba, buscamos primero un pueblecito, porque en esos caminitos apenas hay población, y ¡por fín, uno!
Nethan: uy, uy ,uy amor, que me da que aquí no hay donde comer, a no ser en casa de alguno.
Amor: venga, ¿cómo no va a haber?
Pues NO, no había. Ale, a buscar el siguiente pueblecito, que en ese no aseguraban al menos 5 locales donde daban comidas ¡bieeen!
Y llegamos, llegamos a pueblecito en cuestión y “A” que era quien conducía, dio justo en el punto del pueblo donde se congregaban esos famosos 5 locales.
Al primero... No, no dan comidas, está todo reservado.
Al segundo: ¡si!... venga sube. ..... Pos no, no hay sitio. ¿Pero si yo veo casi todo VACIO?
Joder, me estoy cabreando y mucho.
El tercero era cafetería perteneciente a un hotel, y como íbamos con Luzia ni lo intentamos.
Por fin A localiza un sitio, extraño, donde al menos no sirven un bocadillo ¡qué difícil es comer en S.S.!.
Siiiii, también vacaciones. Eso me llenó de alegría, y la verdades que hacía años que no “disfrutaba” de unas ... lo que se dice VACACIONES.
Así que con tooooda nuestra ilusión, cual colegialas ante la excursión anual, fuimos preparando cada uno de los detalles para que nuestros días de asueto fuesen casi, casi, perfectos.
Tienda, sacos, aislantes, colchonetas, inflador, mesa, sillas, lámpara, hornillo... todos los repuestos necesarios... pilas, gas...., ropa, Luzía, el coche, gasolina, gorras.... y ¡el GPS!.
(esta vez no me dejó llevar a mi güendi, pero ¿dónde va a comparar la voz de mi gp”esa”?.
En fin, que una vez todas aposentadas en nuestros respectivos lugares (Luzía dando por c..., nos pusimos en marcha a... ¡la serranía de Cuenca! (ya sabemos que el tiempo amenazaba con frío, pero ¿acaso no se equivocan siempre?). Y caminito del camping elegido nos entró gusa, ale, a buscar dónde remediar tan desesperante sensación (vale, no es para desesperar si comparamos con.. pero...) a lo que iba, buscamos primero un pueblecito, porque en esos caminitos apenas hay población, y ¡por fín, uno!
Nethan: uy, uy ,uy amor, que me da que aquí no hay donde comer, a no ser en casa de alguno.
Amor: venga, ¿cómo no va a haber?
Pues NO, no había. Ale, a buscar el siguiente pueblecito, que en ese no aseguraban al menos 5 locales donde daban comidas ¡bieeen!
Y llegamos, llegamos a pueblecito en cuestión y “A” que era quien conducía, dio justo en el punto del pueblo donde se congregaban esos famosos 5 locales.
Al primero... No, no dan comidas, está todo reservado.
Al segundo: ¡si!... venga sube. ..... Pos no, no hay sitio. ¿Pero si yo veo casi todo VACIO?
Joder, me estoy cabreando y mucho.
El tercero era cafetería perteneciente a un hotel, y como íbamos con Luzia ni lo intentamos.
Por fin A localiza un sitio, extraño, donde al menos no sirven un bocadillo ¡qué difícil es comer en S.S.!.
Pero aun así, nuestra ilusión seguía intacta. Después de reponer algo de fuerzas, continuamos nuestro camino....
