sábado, 16 de agosto de 2008

la barbacoa


Viajamos unos pocos de kilómetros, con la lusión de pasar un día agradable, de encender un fueguecito en un lugar seguro y poner sobre la lumbre unas viandas compradas para la ocasión.
En el aire se respiraba el aroma inconfundible a barbacoa que nuestro subconsciente no traía como atrincherado en la memoria y ansiosa por volver a revivir.
Las risas, el calor, la luz, el color, un mar de fondo.

- Uy, uy uyyyyy, que va a ser que no vamos a poder hacer una barbacoa
- ¿no? ¿por?
- estooo, porque creo que esta zona es un parque natural, jeje.

Un pequeño detalle a tener en cuenta que se ovbió

Pos no, no hubo barbacoa.
Todas las vianda, tan "amorosamente" preparadas por la ocasión por una diosa de la cocina, reposaban tranquiamente en su nevera improvisada, tal vez riéndose de nosotras.

- ummmm ¡cómo me gusta esta barbacoaaaa!!
- grrrrr, menos cachondeitos.






Menos mal, que la "diosa", los tiene bien puestos e hizo una barbacoa nocturna.
Ella, toooda ahumadita, pero la hizo, la hizo.

Gracias. (uf! que antojo, por favor!!

1 comentario:

Dark dijo...

¿antojo?? ¡¡¡uyx lo que ha dicho!!