¡¡¡NIEVE!!!

¡Ayx! ¡cómo me gusta la nieve!
Ese blanco manto que cubre todo lo que encuentra a su paso. Que reflecta la luz potenciando el brillo.

Esa nieve, que hacía tiempo no veía, y que se ha dignado visitarnos el último "finde".

¡qué bonito ver los bolazos que se tiran los niños (y no tan niños)!
¡qué bonito ver esa lucha con la gravedad para evitar topar con los huesos en el asfalto, cuando resbalamos!
¡qué bonito esas colas que se montan en las carreteras!

Está claro que lo que para unos es bonito, a otros les pone el vello de punta y otras cosas también.

Que el que está atrapado en medio de la nada, sin poder avanzar ni retroceder, esperando no quedarse sin gasolina (y por ende sin calefacción), y que lleguen los servicios de emergencias. Ese se está acordando de toda la familia de la nieve.

Pero el que está en una agradable estación de esquí, deslizándose agilmente por sus suntuosas pistas. Bailando un paso a dos con la montaña. Ese está de romance nevadil.

Y, hay que reconocer que muchos de los vehículos atrapados, no tenían la urgente necesidad de ponerse en carretera con la que estaba a punto de caer. Y que la aglomeración de vehículos (y personas) a las que rescatar, hizo más complicado todo.

Pero... estamos rondando la navidad, y una navidad sin nieve No es navidad.