lunes, 19 de octubre de 2009


Hay momentos en los que decides, de forma inconscientemente voluntaria, bajar la guardia y ser sociable. Te abres, abres las puertas de tu casa, de tu vida. Y claro, puede entrar, como casi siempre entra, algún que otro personaje "no grato". De esos que en otros lares son cosiderados "Judas".

Porque ¿qué tipo de casting o encuesta sicológica se debe hacer par evitar que estos seres de dos caras entren en tu vida y vayan con dires y diretes, haciendo de la información un arma arrojadiza y luego te venan con cara de angelucos, de haber roto un plato y mucho menos de ser capaces de adosarte un puñal.

Yo, aún no lo he consguido. Sin embargo, en ese "abrirme" he conocido buena gente.
Las más, para qué engañarnos. Pero es que esas que te apuñalan, a pesar de ser la menos ¡joden tanto!.

Claro que al final más se acaban jodiendo ellas. Porque suele existir ese momento en que cometen algún fallo, o se da la "casualidad" de encontrar "sospechosas coincidencias", normalmente reiterativas que hacen que el infiltrado quede expuesto.

Ahora bien, hay dos opciones ¿lo desemascaras públicamente? ¿lo dejas a su bola que siga pensando que no ha sido descubierto?

Mientras llego o no a tener "ganas" de invertir mi tiempo en desenmascarar a alguno de esos seres "de doble cara y doblemente caras", seguiré con mis dándoles largas y realmente "pasando" de ellos.

Lo siento por ti.